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Señales del cielo pusieron de cabeza a un exitoso ejecutivo de una aerolínea transcontinental

Señales del cielo pusieron de cabeza a un exitoso ejecutivo de una aerolínea transcontinental

Hay experiencias que marcan la existencia al punto de encender el alma de renovado fervor y sed de eternidad. Es lo que nos confidencia un joven profesional español en estas líneas…

De niño, Álvaro Serrano gozaba jugando con aviones y luego, desde su primera juventud soñaba con volar y hacer de su vida algo relacionado con la aviación. Bueno, también disfrutaba disfrazando de clérigos a sus figuritas de Playmobil que ponía en procesión. En lo demás Álvaro era un chico común que cursaba sus estudios, sentía pasión por la tecnología y salía a la calle a jugar con sus amigos en Castañar de Ibor (Extremadura, España).

El corazón en zig-zag
Álvaro Serrano peregrino

A los 18 años, como tantos jóvenes españoles cada año, Álvaro se decidió a recorrer el Camino de Santiago, experiencia que le llenó de anhelos por entregarse a Dios, aunque en casa sus padres “no lo tomaron bien”, relata. “Me decían que había llegado de algo muy emocionante y que la decisión que estaba tomando era más emocional que racional. Me dijeron que siguiera con mis estudios y cuando acabara el primer año me fuera”, añade.

Así pues, hizo su maleta y partió a Madrid para estudiar Ingeniería Aeronáutica. Tras finalizar el primer curso le contrataron en un Programa de Extensión Universitaria para nuevos alumnos, y justo un año antes de finalizar los estudios lo contrató Iberia. “Era la oportunidad de mi vida. Empecé a trabajar y todo muy bien. Tenía condiciones muy buenas, incluso vuelos gratis. A los dos años me metieron en un programa de jóvenes talentos y me ascendieron bastante. Tenía la vida resuelta”, admite Álvaro, que durante media década ocupó un puesto de asesor en la Presidencia de la empresa, llevando el control de gastos y ahorros de toda la flota de aviones.

Pero a pesar de esa vida cómoda, los viajes gratis, tener novia y un proyecto familiar… “había un problema: cuando llegaba por la noche me sentía vacío. Sentía que me faltaba algo en la vida”, cuenta. Rogaba a Dios una señal clara para dar un giro a su vida… y la recibió.

El reto imposible
Álvaro Serrano encestando

La Universidad Politécnica de Madrid organizaba un concurso junto a la empresa de telecomunicaciones Orange y la ACB (Asociación de Clubes de Baloncesto de España), consistente en regalar un auto Fiat a quien acertara un tiro a distancia. “Había que rellenar tus datos, meter la papeleta en la urna e iban a sacar tres papeletas”, cuenta Álvaro, que ese día estaba en el campus y decidió participar en el reto. Cuando regresaba a la biblioteca universitaria ocurrió algo inesperado: “Miré el móvil para comprobar que estaba en silencio y no molestar –detalla– y justo me estaba llamando un número raro. Me dijeron que habían sacado la papeleta con mi nombre y que tenía que ir a tirar la canasta para ver si me tocaba el coche. Yo ya empezaba a ver los milagros”, asegura.

Se acercó a la pista y le explicaron las condiciones: un solo tiro hacia una cesta a 15 metros de distancia.  Álvaro recuerda que desde una esquina miró la cesta y con la osadía propia de un corazón que ama le habló a Dios en el silencio…: “Señor, ves las condiciones, tú ves que si esto pasa es un milagro. Si tú quieres que sea sacerdote, tengo que marcar la canasta”. Luego se colocó en el centro del campo, lanzó la pelota… ¡y encestó! El jurado quedó asombrado: en los 4 años que llevaban organizando este concurso, nadie lo había logrado.  Ya dueño del flamante coche, Álvaro volvió a mirar al cielo y añadió: “Bueno, Señor, esta es una clara señal de que quieres que sea sacerdote”.

Tomar el arado sin mirar atrás
Álvaro Serrano en Iberia
Álvaro Serrano en su tiempo como ejecutivo de Iberia

Álvaro se puso en marcha. Lo primero era dejar su trabajo en Iberia. Entró a la oficina de su jefe y le soltó de golpe: “Mira, que me voy al Seminario”. Su jefe, de nombre Jesús, pensaba que se trataba de un seminario de formación impartido por la empresa y Álvaro debió aclarárselo: “No, no me has entendido. Se trata del Seminario de rezar”. Luego acudió a recursos humanos, donde se produjo una cómica confusión: “Les comenté otra vez todo y añadí: También lo he hablado con Jesús. Ellos me dijeron que con qué Jesús lo había hablado, que si con Cristo. Yo les dije que no, que con Jesús mi jefe”, recuerda Álvaro con una carcajada.

Pero todo se hizo más difícil con su familia: “Fue un momento duro –recuerda Álvaro–. Mis padres lo tomaron fatal… Ellos pensaban que se me había ido la cabeza, pero con tiempo y paciencia, sin juzgar, iban viendo que estaba feliz”, cuenta.

Luego ingresó al Seminario de Toledo y luchó por adaptarse: “Volver a las clases otra vez, y estudiar letras, yo que soy de ciencias… era complicadísimo para mí”, relata, pero al mismo tiempo encontró la paz: “Una vez entré en el seminario, estaba completamente tranquilo. Cuando me iba a acostar decía: «¡Qué bien, estoy haciendo lo que Dios quiere!». Qué bien esos momentos con el Santísimo. Ya soy todo tuyo, ya no tengo nada y aquí estoy para ti y esos son los momentos más bonitos”.

Volar de verdad
Álvaro Serrano

Álvaro fue ordenado sacerdote en Guadalupe (España) en 2022 y comenzó a ejercer su ministerio en dos pueblos de Extremadura, Fuenlabrada de los Montes y Villarta de los Montes, con 33 kilómetros de distancia entre uno y otro. Se levanta en torno a las seis de la mañana, para rezar y ganar fuerzas en la oración. “Es una entrega absoluta, al amor por el amor. Es llegar a la plenitud de todo. Estoy feliz todo el día y me voy a acostar contento”, afirma y añade:

“La gente necesita mucho de Dios, pero sobre todo piden que se les escuche. La sociedad tiene una herida. Estamos viviendo en un mundo cada vez más individualista e independiente. Intento ser sacerdote para todos, vengan a misa o no. Llevar a la gente esa ilusión, esa alegría y esa esperanza de que hay algo más, de que la cosa no se acaba cuando te mueres, que merece la pena vivir, que Dios existe”, arenga padre Alvaro.

Fuentes: El Español / El Debate