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Padre Luigi Ciotti, el valiente sacerdote que rescata mujeres de las garras de la mafia

Padre Luigi Ciotti, el valiente sacerdote que rescata mujeres de las garras de la mafia

 “No basta con arrancar las malas hierbas de la superficie. Hay que erradicar las raíces de este mal”, asegura el cura italiano que lleva seis décadas protegiendo a los débiles de los peores criminales.

En el corazón de Turín, desde un edificio discreto que en el pasado fue una fábrica, despliega su apostolado un hombre cuya vida acumula ya seis décadas en batalla contra la injusticia, contra las mafias: Padre Luigi Ciotti, un sacerdote católico de 79 años, con cabello blanco y un rostro que en todo instante transmite serenidad.

Nacido en 1945 en Pieve di Cadore, norte de Italia, Luigi Ciotti es hijo de un albañil y una ama de casa. En su adolescencia la familia se trasladó a Turín, donde el joven Luigi pretendía convertirse en técnico de radio. Sin embargo, el encuentro con un indigente a los 17 años cambió su vida para siempre. Impactado por el sufrimiento que descubrió en los barrios de aquella ciudad industrial, fundó el Grupo Abel en 1965, una organización que ofrecía comida y refugio a quienes más lo necesitaban.

A los 27 años, tras ser ordenado sacerdote, padre Luigi optó por no presidir una parroquia sino ir, en cambio, a las calles, para ayudar a drogadictos, prostitutas y marginados. Para él la razón es muy clara: “¿Dónde encuentras a Dios? Lo encuentras en las personas. No habita en el cielo, sino en la tierra”, expresa.

“Luchar contra la mafia es tarea de todos”
Luigi Ciotti
Padre Luigi junto a jóvenes de su fundación “Libera”

La tragedia golpeó a Italia en 1992, cuando la Cosa Nostra, organización criminal mafiosa siciliana, asesinó a Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, los principales fiscales antimafia de la isla italiana. El sacerdote, amigo de Falcone, quedó devastado… pero no paralizado: ese mismo año fundó la revista Narcomafie –hoy vialibera.it, para informar y denunciar sobre los crímenes cometidos por las mafias; luego, en 1995, creó Libera, que en la actualidad es la red antimafia más grande de Italia. Esta asociación trabaja para destinar los bienes confiscados a grupos criminales hacia fines sociales, como proyectos de educación, empleo y bienestar social. “Luchar contra la mafia no es solo tarea de los magistrados o la policía; es responsabilidad de todos los ciudadanos”, advierte el padre Luigi.

En 2002, el carismático sacerdote amplió su misión. Ayudó a una mujer que había desertado de la Ndrangheta, una de las familias mafiosas más poderosas del mundo. Desde entonces Libera ha rescatado a más de 50 mujeres desertoras de las mafias, proporcionándoles nuevos hogares y oportunidades lejos del alcance de sus perseguidores.

Anna, calabresa, una de las tantas rescatadas, relata: “Cuando me senté frente a él [Padre Luigi] lo primero que me preguntó fue cómo estaba. Empecé a llorar; hacía años que nadie me lo preguntaba”. La valentía de esta mujer al abandonar su familia y llevarse a sus tres hijas, fue un desafío directo al orgullo de la mafia. “Hice que se burlaran de ellos en toda Calabria. Soy una mujer, no soy nadie, pero escapé y ellos no pudieron hacer nada”, asegura Anna, que gracias al Padre Luigi finalmente encontró refugio en Turín.

Erradicar “las raíces del mal”
Luigi Ciotti con Papa Francisco
El Padre Luigi Ciotti con Papa Francisco

El apostolado del sacerdote ha sido reconocido por Papa Francisco, quien lo invitó en 2023 a organizar una reunión en el Vaticano con 50 madres y niños rescatados de la mafia. “El Papa les dijo: «No están solas. Sigan luchando»”, recuerda Padre Luigi. El encuentro se mantuvo en estricto secreto hasta que las mujeres regresaron a sus hogares protegidos, evitando así cualquier represalia. “Si se hubiera sabido de la reunión, los mafiosos habrían estado esperándolas en la Puerta de Bronce”, advierte con seriedad.

Los peligros y las amenazas que enfrenta no amedrentan a este cura del norte de Italia: “No basta con arrancar las malas hierbas de la superficie. Hay que erradicar las raíces de este mal”, arenga. Pero con el tiempo ha tenido que adaptarse a vivir con mayores niveles de protección, debido a las amenazas constantes. Su equipo de seguridad se ha duplicado, sobre todo después de un ataque en 2018, presuntamente ordenado por Salvatore “Totò” Riina, jefe de la Cosa Nostra.

El trabajo y los años le pasan factura en su cuerpo gastado, pero él bromea: “Los médicos me dicen muchas cosas”, comenta con una sonrisa al referirse a sus problemas de salud, “pero yo no escribo mi propio calendario. Lo dictan las necesidades de la gente. He tomado esta decisión en la vida”, y enfatiza que es feliz… “de haber pasado mi tiempo echando una mano a la gente y ayudándoles a llenar sus vidas de sentido y significado”, concluye Luigi, un hombre que honra la vocación sacerdotal, pues Dios se le ha confiado.

Fuentes: El Debate / Religión Digital / Famiglia Cristiana