Activo en redes sociales, con probado carisma para llegar a los jóvenes, Julián juega actualmente un partido que en su adolescencia no imaginaba. Con una sonrisa, asegura que “lo que te da el Señor, cuando después te llama… sigue aprovechándolo para acercar a otros”.
Julián Lozano destacaba con una pelota en los pies; tanto, que accedió a las categorías juveniles del Real Madrid. Además era un estudiante aplicado y un comunicador innato que siguió la carrera de Periodismo. Pero esos exitosos años universitarios acabaron llevándolo a cuestionamientos que acabarían en una sorpresa para sí mismo y para su entorno: contra todo pronóstico, supo que su verdadera vocación… era el sacerdocio.
Sobre todo esto, con humor y con esa capacidad comunicadora que lo ha hecho conocido en medios católicos, habla Julián Lozano Pérez, sacerdote de Getafe (España), en una entrevista para “El Debate” de la cual ofrecemos a continuación varios extractos:
Sacerdote y periodista. Ha colaborado en Radio Nacional de España, Radio María y Cope, y ha sido el delegado de medios de comunicación en su diócesis, además de tener mucha presencia en redes sociales. Desde hace un año, sin embargo, es el párroco de una nueva parroquia, la San Pablo VI…
El pasado septiembre le decía a la gente que era un párroco con la L [nota: en España, una ‘L’ en el automóvil indica un conductor en aprendizaje], porque llevaba un mes en una parroquia bebé, nacida en mayo del año 2024. Ser párroco es estar constantemente contando la buena noticia a todo el mundo. No lo haces a través de micrófonos, a través de pantallas, sino cara a cara, y es precioso. El Señor nos mandaba lanzar las redes, pero vivimos una sociedad en la que hace falta, digamos, una pesca ‘de caña’. De persona a persona.
Nunca había pensado que iba a ser párroco de una parroquia nueva, en la que hay que construir la comunidad. Ha sido una gozada ver cómo las personas se acercan y empiezan a crecer en relación con el Señor, y eso significa más luz para su matrimonio, más luz para su vida laboral, más luz para educar a los hijos, para vivir su vocación…
¿Y cómo vive esa cercanía, por ejemplo, con sus oyentes de Radio María, donde sigue colaborando?
Hace un rato, he pasado a confesarme a la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores y una persona me ha dicho: “¿Es usted el padre Julián? Le escucho en Radio María y me ayuda mucho”. Y bueno, pues los medios de comunicación tienen esta capacidad de difundir esa buena noticia que comentaba antes. Es una alegría poder sembrar una semilla.
Cuando estudiábamos periodismo nos hablaban del broadcasting, de lanzar, lanzar la semilla. No sabes dónde cae y confías en que esa semilla haga bien a las personas que la reciban… Algunas personas han vuelto a practicar, a vivir los sacramentos, a acercarse a la Iglesia.
Acaba de celebrarse por primera vez en la historia el primer encuentro de influencers católicos en el Vaticano. Usted tiene más de 11.000 suscriptores en YouTube, casi 18.000 en X… Se ha debatido mucho si los sacerdotes deben estar o no en las redes, los peligros que conllevan, etc. ¿A qué conclusiones llega usted?
Hace más o menos 15 años que llevo planteándome la cuestión. Yo también tengo una vocación grande a la comunicación. Creo que la Iglesia, sin lugar a dudas, tiene que estar en las redes sociales, pero eso no significa que todos tengamos que estar en las redes sociales.
Digo esto sobre todo para relajar a muchísimas personas que tienen un celo apostólico pero que a lo mejor no se ven ni creándose una cuenta en TikTok, ni en Instagram, ni en Facebook, ni en YouTube. ¡Pues tranquilos, que la Iglesia es muy grande y hay mucha gente que tiene distintos carismas! No deja de ser llamativo que un Papa tan ‘conservador’ –por utilizar una palabra que entienda la gente– como Benedicto XVI el 12 de diciembre de 2012 entrara en la red Twitter. Es decir, hay conciencia de que hay que estar presentes.

Yo sigo a algunos obispos, cardenales, sacerdotes, religiosos; a muchos laicos, a algunos medios, y a mí me hace bien escuchar esas reflexiones, esos criterios, esos testimonios. Hay que estar atento a los riesgos, que los hay, pero hombre… Si no entramos en la selva por los riesgos, pues no vamos a poder encontrarnos con las personas que están en la selva…
Tenemos que estar y tenemos que aprender a estar. Tenemos que pedir la gracia de la humildad, del discernimiento, de la prudencia, de ser fieles… Al final de lo que se trata es de que aparezca el Señor y de que la gente pueda hacer experiencia de la Iglesia, no de una persona en concreto.
Fútbol y fe

Cuéntenos algo de su pasado futbolista
¡El Señor te regala tantas cosas al vivir y, además, no desaprovecha nada! Yo he jugado al fútbol muchísimo: tuve el regalo de jugar en las categorías inferiores del Real Madrid; después pude jugar hasta subir a Tercera División y, bueno, luego ya con 22 ó 23 años decidí entrar al seminario y eso se acabó.
Ahora ya juego menos al fútbol porque van apareciendo los achaques… Pero he jugado muchísimo al fútbol: en el seminario, con jóvenes, con niños; torneos de fútbol para monaguillos… Es decir, que lo que te da el Señor, cuando después te llama –en mi caso, una vocación como el sacerdocio– sigue aprovechándolo para acercar a otros.
¿Y cómo aprovecha el fútbol en su vocación?
El otro día, en la parroquia, vienen unos niños; les pido un balón, les hago tres cositas y es como una especie de acercamiento para luego dar el siguiente paso que es: “Oye, pues vamos un momento a la capilla y saludamos al Señor”. Así que estoy muy agradecido por todo lo que es el mundo del deporte, por las relaciones generadas y porque luego eso el Señor te lo sigue dando para que sigas poniéndolo al servicio de la evangelización.
Fuente: El Debate