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El Sacerdocio y el Rosario, entrelazados en el Amor

Octubre es el mes del Rosario, la oración cuyo propósito es unir nuestro corazón con la vida de Cristo. Sobre esta base san Manuel González García (1877-1940), obispo de Málaga y Palencia (España), compuso una serie de meditaciones que agrupó bajo el título “El Rosario sacerdotal”, donde relaciona de forma inspirada los misterios de la vida de Jesús y María con la vocación del sacerdote.

Si no las conocías, a continuación te compartimos algunas de ellas, para que las tengas presente al orar por tu sacerdote:

“¿Por qué el Rosario es sacerdotal? No hay más sacerdocio que el de Jesús. Él es Cabeza de todos los sacerdotes y Manantial de todos sus poderes. María es el cuello y nosotros el cuerpo unido a la Cabeza por ese cuello. María no predicó, ni bautizó, ni perdonó pecados, ni ordenó, ni consagró, ni dijo Misa como los Sacerdotes; pero la Gracia que éstos confieren por medio de ministerios y sacramentos es obtenida de Jesús por mediación de Ella. (…)

“En justicia yo no puedo meditar el Rosario de gozos, dolores y glorias de María, Reina, Madre y Maestra de los Sacerdotes, sin meditar los gozos, dolores y glorias del Jesús de los Sacerdotes y de los Sacerdotes de Jesús. (…)

san Manuel González

“El Vientre Virginal de María es el Altar en donde el Espíritu Santo consagra a Cristo, Sumo Sacerdote. (…) Si Jesús es consagrado Sacerdote en el altar de su Madre, en él ha comenzado la Misa que consumará en el Calvario. Como mi sacerdocio es el mismo de Cristo, al ser constituida María Madre del Sacerdote Sumo, lo es a la vez del Sacerdocio y de todos los Sacerdotes. (…)

“¡Qué dura fue la vida terrena de Jesús! Se observa en el Evangelio que Cristo fue tan Sacerdote, tan buscador de almas, que con tal de atraerlas y enseñarlas comía su pan y tomaba su descanso no cuando lo necesitaba, sino cuando lo dejaban. ¿Qué alivio humano tuviste en tu vida, Sacerdote Jesús? (…)

“Todo mi Sacerdocio gira en torno del Sacrificio de la Cruz. La Moral que predico, el Dogma que creo y propongo a la Fe de los demás, la Liturgia y mi Sacerdocio con que doy culto digno a Dios y santifico a las almas, todo viene del Calvario, vuelve y lleva a él. (…)

“Sacerdotes de Jesús e Hijos de María: si en vuestras horas duras y largas de siembra en las almas y de sacrificios anónimos y casi nunca agradecidos por ellas, tenéis que repetir alguna vez «iba llorando mientras llevaba la semilla» (salmo 125) levantad vuestros ojos al cielo, mirad a la Madre y Reina de los Sacerdotes. Después de la siembra por Dios, vendrá la cosecha con alegría, con colmo, ¡a lo Dios! ¡Estad ciertos!

“Madre Gloriosa, por tu santísimo Rosario te pido para epitafio de mi cuerpo y para sentencia de mi alma en el Juicio estas palabras: Dijo bien, hizo bien, aprovechó bien su Misa…”.

San Manuel González García