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Rick Frechette, médico misionero en Haití: cuando todo falla, el amor de Cristo sigue en pie

Rick Frechette

Rick Frechette, médico misionero en Haití: cuando todo falla, el amor de Cristo sigue en pie

En Haití, país cuyo Estado colapsa, donde las bandas criminales controlan territorios sin freno, los hospitales carecen de lo esencial y la pobreza es tragedia cotidiana… cualquier ayuda podría parecer insuficiente. Pero no para hombres y mujeres de Dios.

En medio del torbellino de violencia que azota a Haití, el padre Richard “Rick” Frechette, sacerdote pasionista estadounidense, se ha convertido en vínculo crucial entre la Iglesia local y los grupos armados que dominan hoy gran parte del territorio. Cuando una religiosa, sacerdote o laico misionero es secuestrado, padre Rick –por el respeto que hasta los más brutales delincuentes le profesan– interviene para negociar la liberación.

Desde enero de 2020, sus esfuerzos han contribuido a la libertad de 30 personas retenidas por estas bandas. Sin embargo, su labor trasciende los rescates individuales: las autoridades civiles, el gobierno de Estados Unidos, la ONU y la UE también se han beneficiado de su invaluable aporte en terreno.

Una labor humanitaria respetada
Rick Frechette

Richard Frechette, nacido en 1953 en Connecticut, EE.UU., recibió la ordenación sacerdotal en 1979 en el Monasterio Pasionista de Nueva York. Tras unos años como párroco en Baltimore, conoció al Padre William B. Wasson, fundador de la ONG Nuestros Pequeños Hermanos (NPH), dedicada a cuidar de niños vulnerados o abandonados, y decidió sumarse a esta misión.

Trabajó en México en 1983, luego pasó a Honduras y finalmente llegó a Haití en 1987. Aquí conoció la labor de las Misioneras de la Caridad, quienes cuidaban bebés nacidos de madres moribundas, a menudo enfermas a causa de los estragos que en el sistema inmunitario provoca el virus del SIDA. Muchos de los bebés tampoco sobrevivían, pero quienes lo hacían necesitaban cuidados, amor y un lugar donde vivir. Por esto, Rick y Wasson decidieron abrir un orfanato.

Poco después, tras recibir como donación un hotel en desuso lo convirtieron en hospital. “…No es necesario comentar la pobreza en Haití, que es evidente. Una de las primeras formas en que esta pobreza se nos manifestó fue la multitud de niños moribundos que eran abandonados a las puertas de nuestro orfanato en 1987. No teníamos medios para salvarlos a todos y, de hecho, la primera clínica que abrimos fue para ayudar a los niños a tener una muerte digna, no para ofrecerles una esperanza de vida”, relata padre Rick.

Rick Frechette

Era evidente que la mayoría de esos pequeños no habría muerto de tener un lugar apropiado y personal médico que los atendiera. Así las cosas, el sacerdote Richard Frechette no estaba dispuesto a rendirse y tomó una decisión radical: regresó a Nueva York donde estudió Medicina –con especialidad en Osteopatía–, y luego regresó a Haití como novel sacerdote misionero y médico… rescatador de almas y salvador de vidas.

Es esta entrega radical de padre Rick lo que le ha granjeado el respeto incluso de los más brutales líderes de las bandas criminales que asolan el territorio de Haití. Son cientos los niños salvados de la muerte y miles quienes han recuperado la salud gracias a la atención del doctor Frechette.

Con el paso de los años la misión en Haití de padre Rick ha consolidado una Fundación que gestiona dos hospitales, ocho clínicas, 36 escuelas, dos programas para personas con discapacidad y un orfanato. Además, el sacerdote presta servicios en el Hospital Pediátrico San Damián, el único centro de este tipo en Haití.

Fuentes: El Debate / Religión Digital / Alfa y Omega