El amor de Dios abarca toda la bondad que el ser humano pudiese expresar, conocer o imaginar y aún mucho más en el misterio de su omnipotencia. Un sacerdote que se ofreció a reparar comprendió esta certeza de fe.
En el verano de 2018 cuando la tragedia de los abusos ejercidos por algunos miembros del clero desbordaba los titulares de las noticias, el joven sacerdote John Hollowell tuvo un momento de quiebre emocional; a solas con Cristo, en la intimidad del confesionario de la iglesia San Pablo Apóstol de Greencastle (Indiana, USA) donde cada día recibía a los fieles que buscaban el perdón de Dios, sintió que todo se derrumbaba y lloró. “Cuando estallaron los escándalos me sentí profundamente afectado. Recé pidiendo que, si hubiera algún sufrimiento que yo pudiera asumir en nombre de todas las víctimas, alguna cruz por llevar, lo haría con satisfacción”, confidenciaba el sacerdote, tiempo después, en su blog. Pocos meses después, ocurrieron algunos hechos que para él fueron un indicio de que su oración estaba siendo contestada. Primero llegaron los espasmos y luego desmayos reiterados. Suponiendo que quizá habría tenido un derrame cerebral, padre John acudió a la Clínica Mayo, en Minnesota. Los escáneres dieron por resultado algo más grave, un tumor cerebral que –en el mejor de los casos– iba a requerir cirugía, radioterapia, quimioterapia y rehabilitación para recuperar el habla, entre otras funciones motoras. Para mayor señal, el diagnóstico lo recibió el 11 de febrero de 2019, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes.
Agradeciendo su cruz

Lejos de amilanarse padre John estaba en paz, con la secreta esperanza de que Dios le entregaba esta cruz para ayudar a sanar las almas de las víctimas de abusos. Y así lo hizo público en Twitter… “Amigos, me han diagnosticado un tumor cerebral. Recé en 2018 que, si había algún sufrimiento para sobrellevar en nombre de todas las víctimas, alguna cruz que pudiera cargar, lo aceptaría sin dudarlo. Siento que ésta es esa cruz, y la abrazo con gusto”.
Algunos meses después, en un diálogo breve con el National Catholic Register y Crux, ahondó en esta íntima experiencia de reparación espiritual, señalando que durante sus tratamientos de quimioterapia y radiación ha estado orando por víctimas de abusos concretas –en especial aquellas cuyos nombres son conocidos– y que en lo posible intentaría hacerles llegar un mensaje de esperanza. Finalizó sus declaraciones implorando el auxilio de la Virgen: “¡Que Nuestra Señora de Lourdes vele e interceda por todos los que están enfermos o sufren de alguna manera!”, suplicó el sacerdote.
El amor omnipotente de Dios
Dos meses y medio después de haber finalizado todo lo que los médicos podían hacer por él y sin lograr aún una plena recuperación, padre John se fue a Lourdes, en Francia, como un peregrino en oración. Sobre qué ocurrió tras esa visita, lo cuenta en un video subido el 30 de enero de 2023 que puedes ver al final. En lo medular padre John afirma: “No me importaba morir. Yo estaba dispuesto a hacer sacrificios por las víctimas de abusos de clérigos. Pensaba: «Bien, si voy a Lourdes y me curo allí, eso podría tener un impacto en algunos de mis familiares y amigos alejados de la Iglesia católica». Fui allí y me curé. Estoy agradecido a Dios, emocionado y quería que se supiera; he dejado las redes sociales, pero mantengo esta cuenta de Youtube; gracias por las oraciones, oro por todos vosotros”, testimonia.
Fuente: National Catholic Register, Crux, Blog personal padre John