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Pedro Zafra, un joven sacerdote que enfrenta el horror de la guerra sostenido por la oración de miles

Pedro Zafra

Pedro Zafra, un joven sacerdote que enfrenta el horror de la guerra sostenido por la oración de miles

Al este de Kiev está la parroquia católica de la Asunción de la Virgen María, cuyo vicario es un joven sacerdote español que decidió permanecer en Ucrania para dar testimonio del amor Cristo y enfrentar desde la fe el horror de la guerra.

Pedro Zafra, cordobés de 31 años del Camino Neocatecumenal, llegó hace 11 a Ucrania para formarse en el Seminario Misionero Redemptoris Mater de Kiev. Ordenado allí hace año y medio, el pasado 24 de febrero de 2022 le sorprendió el estallido de la guerra y, pese a la oferta de la Embajada de España para que regresara, decidió permanecer con sus feligreses.

Como en la Iglesia de las catacumbas, refugió en el templo a 35 personas de la parroquia y, sin poder salir a la calle, bajo el cerco de las bombas que caían, convivieron durante varias semanas todos juntos. “Rezábamos el breviario y las laudes, hacíamos adoración al Santísimo, preparábamos cada día la Eucaristía… Entonces, como hoy, sentimos que Dios no nos ha dejado solos. Dios ama a sus hijos y permite el sufrimiento para encontramos con Él. El mismo Jesús rogó por sus enemigos mientras le crucificaban. Esta es nuestra misión, estar con la gente, a disposición de todos, hablar con ellos y ofrecerles una palabra de consuelo”, alienta el joven sacerdote en diálogo con Vida Nueva.

Situación precaria
Kiev Pedro Zafra
Escombros tras un bombardeo ruso en las inmediaciones de Kiev

Meses después, la situación está más controlada en Kiev, pero las condiciones siguen siendo duras. Muchos han debido huir de sus casas, de sus ciudades y otros han tenido que salir del país, lamenta el padre Pedro. Además, dice, en pleno invierno, hay muchos cortes de luz, agua y calefacción. “Las infraestructuras están muy dañadas y la situación es precaria. Muchos desplazados de todo el país han llegado aquí y están desesperados por no tener trabajo”, señala. Para el sacerdote, “este dolor nos ayuda a tener un encuentro vivo con el Señor, que a veces se manifiesta cuando no tenemos el control de nuestra vida. El único camino para entrar en la salvación es la cruz”.

En medio de tanta desolación el sacerdote intenta mantener viva la esperanza, haciendo de la parroquia el hogar de todos y donde la comunidad se une para enfrentar el cada día. “La parroquia se ha abierto a la gente. Repartimos comida, medicamentos y ropa. Buscamos ser una luz y testimoniar que Jesucristo está presente dentro del sufrimiento. Cada día, Dios nos ofrece una palabra de consuelo y ánimo”.

Parroquia católico romana de la Asunción de María, Kiev / imagen cortesía de Alexander Prykhodko

En entrevista para el programa radial “La Linterna”, de la red española COPE, el padre Pedro comenta que su misión actual en Kiev es “estar con la gente, completamente, a su disponibilidad. Llama siempre gente que necesita productos de todo tipo, medicamentos, ropa. Nosotros los atendemos en la medida de lo posible. Y obviamente también estamos para celebrar la Eucaristía, las confesiones, los sacramentos y estamos aquí haciendo nuestra principal misión que es anunciar a Jesucristo”.

Preguntado por si alguna vez ha tenido dudas o miedo, Pedro admite que “miedo sí que tengo, de vez en cuando, sobre todo cuando se escuchan explosiones o se ven noticias de cómo se está desarrollando toda la situación”. En todo caso, el joven sacerdote afirma estar “en paz … porque sé que es la voluntad de Dios” y añade:

“Él me ha cuidado hasta el día de hoy, no sé qué va a pasar con mi vida, pero sé que está en manos de Dios y estoy aquí tranquilo. Obviamente muchas veces caigo en la angustia viendo el sufrimiento de la gente. A veces me desanimo, pero yo veo que es la gracia de Dios la que me sostiene aquí por la oración de tantas personas, de tantos amigos que tengo en España y en tantos lugares del mundo … Agradezco a todas las personas que nos han ayudado en los distintos aspectos, sobre todo con la oración. ¡Sigan rezando!… Me siento agradecido a Dios por la Iglesia, por mi comunidad, por la gente que está rezando por mí, por mi familia que me apoya en todo momento y también decirle que estén tranquilos, que aquí estoy bien con el Señor que me da la fuerza y no necesito más”.

Fuentes: Vida Nueva / Cope.es