El Papa Francisco nos invita sin cesar a que oremos por nuestros sacerdotes y apoyemos su dedicación al Evangelio.
Cuando el patrono de los párrocos, San Juan María Vianney, cumplió el aniversario 160 de su muerte (en 2019), el Papa saludó a sus “hermanos presbíteros que, sin hacer ruido, lo dejan todo para estar empeñados en el día a día de sus comunidades”; a los que trabajan en las “trincheras”; a los que cada día “dan la cara” sin darse tanta importancia, “a fin de que el Pueblo de Dios esté cuidado y acompañado”.
Sin desconocer la crisis generada por el escándalo de los abusos, Francisco añadió en su Carta que hay sitios donde “nuestros sacerdotes se sienten ridiculizados y ‘culpabilizados’ por crímenes que no cometieron”. Por lo mismo, “sería injusto no reconocer a tantos sacerdotes que, de manera constante y honesta, entregan todo lo que son y tienen por el bien de los demás y llevan adelante una paternidad espiritual capaz de llorar con los que lloran; son innumerables los sacerdotes que hacen de su vida una obra de misericordia en regiones o situaciones tantas veces inhóspitas, alejadas o abandonadas incluso a riesgo de la propia vida”.
Ojalá esas palabras del Papa empujen nuestro corazón a orar por los consagrados. Es importante y es fácil; basta pulsar aquí e inscribirte. Con ese compromiso ayudas efectivamente a extender el Reino de Dios en el mundo de hoy.