Porque tu oración es vital para la Iglesia Católica. Cada vez que rezas por un sacerdote sostienes espiritualmente su ministerio y fortaleces su apostolado. Cuando intercedes por un sacerdote, tu oración los ayuda a perseverar y alcanzar las gracias que solicitan.
El sacerdote es el único que puede dar los sacramentos y celebrar la misa. La misa es conocida como la celebración del divino Sacrificio, el sacerdote en cada misa consagra el pan y el vino para que se convierta en el cuerpo y sangre de Cristo. La eucaristía es el sacramento de nuestra fe y la Iglesia vive continuamente de este sacrificio redentor, gracias a cada misa celebrada por un sacerdote.
Cuando se quiere destruir la religión, se empieza atacando al sacerdote, porque donde no hay sacerdote, no hay sacrificio, y donde ya no hay sacrificio, no hay más religión.
—San Juan María Vianney