Pocas veces en la historia de la Iglesia, los sacerdotes, hombres que han sido constituidos por Dios para ser “otro Cristo”, trayendo la vida divina a las almas, por medio de la Eucaristía, la confesión y los demás sacramentos, se han visto sometidos a tantas agresiones, y a tentaciones que intentan separarles de la misión para la que el Señor les ha llamado.
El ataque que están sufriendo por parte de los enemigos de la Iglesia, es sistemático, y ciertamente, ellos no están exentos de las flaquezas humanas, por lo que necesitan del auxilio del Espíritu Santo para ser fieles cada día.
Por esta razón, queremos invitar a todos los que quieran ayudar a los sacerdotes, a unirse a nuestra campaña permanente “Yo rezo por un sacerdote”, ayudándolos así, del modo más elevado posible: encomendándolos en la oración y ofreciendo sacrificios para que Jesucristo les conceda fortaleza y el don de la perseverancia en su misión redentora.